Los errores siempre se pagan, y yo los pagué amargamente, pero entendí y aprendí que Dios actua seriamente.
Cuando volví a mi casa, no fue muy facil recuperarme de esta delusión, no tenía fuerzas. Las unicas palabras que retumbaban en mí, eran aquellas de la Virgen, que me dijo : “Hijo mío, mirándome, tienes que sufrir” y eso me dio mucha esperanza para una recuperación futura. Todos los días yo iba a Pompei, y siempre estaba en estrecho contacto con mi padre espiritual, pero siempre el intentaba desanimarme, sobretodo cuando yo le preguntaba si podía tener otra oportunidad en la comunidad, y el siempre me contestó diciendome de hacerme una vida y de reconstruirmela y continuamente me decia : “tu piensas que te estoy haciendo daño, pero algún día me agradecerás”. Me resigné y intenté reconstruir mi vida; conseguí un trabajo y tuve una novia , ella también muy devota. Traté de seguir adelante, con mi simple vida, pero en mí sentía el deseo de ser completamente de Dios, a su servicio. Aún conducía una vida normal, estaba programado un matrimonio, el mío, aunque no quería, vivía algunas esperienzas de evangelisación y de ayuda hacia los más desfavorecidos; El Señor seguía actuando a través de mi,se servía de mi continuamente. De hecho, un día , mientras yo paseaba juntos a mi novia, vi desde lejos, un gupo de amigos que venian hacia nosotros y me avisaron que habia un chico dentro de un contenedor de basura.
Mi novia me vio con una mirada cómplice, sabiendo perfectamente lo que yo habría hecho; en efecto corremos al lugar y después haber escuchado aquel joven, lo miré directamente a los ojos y le pregunté si yo podía ayudarlo, el asustado, pensó que yo lo hiba a llevarlo a la comunidad, rechazó inmediatamente, pero le hice entender que yo lo hida ayudar personalmente. Tenia la necesitad de entender si el era verdaderamente convencido de cambiar estilo de vida; lo puse a prueba más veces. Le pregunté de venir a mi casa, pero por dos mañanas consecutivas no me hice encontrar, pero observando que el, a pesar de todo, regresó la tercera mañana ,pude notar en el costancia y determinación, le di la bienvenida en casa, ya que mi madre dio la disponibilidad de acoger un nuevo hijo. Esta fue para mi la confirma que Dios me llamaba para el servicio del próximo. Para empezar el camino de cura de Sandro ,que para mi era un camino hecho solamente de amor y oración partimos con mi padre y nos dirigimos a Val d’Aosta, donde fuimos alojados en la casa de mis amigos, por algunos días. Una noche, después de una semana de abstinencia, Sandro se acercó a mi cama y me agradeció por todo lo que yo estaba haciendo por el, y me besó los pies. Fue para mi una acción conmovedora y emocionante y desde aquel día se convirtió en parte de mi familia y todos mis hermanos lo acogieron y lo amaron.