Mensaje para l’humanidad donado por maría a Lello, 7 Abril 2018

Queridos hijos míos, hoy también os invito a encontrar el Rey de la Paz.
Él es aquí, en la Eucaristía, ose spera para alimentarse cada día. Allí podéis encontrarlo y hablarle. Sí, el se nasconde en un pedazo de pan, ofrecido a cada uno de vosotros.
Mis hijos, es tiempo de ser testigos de la verdadera luz, porqué solo si os enamoráis de su palabra, no tendéis más hambre. Pero el hambre de que habla mi hijo, es l’Él.
Ustedes, mis apóstoles, que viven estos tiempos de gracia, todavía no pueden vestirse con nuevas criaturas. ¿Cuántos de ustedes no viven una oración constante de ayuno y sacrificio?
Él me envía todos los días para consolar a cada uno de ustedes que ya no pueden sentir su presencia.
Para sentir su amor ocurre una oración de abandono, donde la gracia pueda abandonar en vosotros y vosotros podéis reconocerlo y amarlo con todo vuestro corazón. No podéis ser llamados apóstoles, si no vivéis en su palabra.
Para resucitar a una vida nueva , mis hijos ocurre agarrar cada día su cruz, dejando su pecado porque no os da la gracia de recomenzar.
Coraje mis hijos, estoy cerca de vosotros para donar y para hacer vivir vosotros en paz y no haceros sentir solos. Miro cada uno de vosotros, con vuestras suferencias, vuestras debilidades y vuestras caídas. Yo os invito a levantarse.
Hoy no comprendéis porque mi hijo me manda entre vosotros , es difícil comprenderlo, como cuando yo era una pequeña niña de Nazaret y no comprendía.
Vivid, mis hijos por las cosas del cielo, y no por las cosas de la tierra.
Mis apóstoles, os necesito, necesito de hacerme conocer como Madre de la Ternura, para que los ríos de gracia puedan bajar en este lugar, a través de los hijos que Dios ha escogido.
No tengáis miedo de testificar, donáis a los otros lo que os fue donado. Os agradezco, mis hijos, que hacéis don de la Palabra de Dios. Os bendigo todos.
[Antes que la Virgen se disolviera le recomendé todas las raciones que me han pedido]
(más…)