Mensaje para la humanidad donado por la Virgen a Lello, 5 de Junio 2021
Queridos hijitos míos, también hoy con amor maternal estoy en medio de vosotros para imprimir en vuestros corazones el fuego de mi amor.
Hijitos míos, os necesito, necesito vuestras oraciones, para que se cumplan los planes de Dios. Estoy aquí, con mi amor materno, para que todas vuestras oraciones sean elevadas al cielo.
Cada vez que os reunís en los cenáculos en oración, vuestros corazones se llenan de amor y todo lo que os pesa se vuelve ligero.
Hijitos míos, os digo que estáis gustando y descubriendo el valor de la oración, os exhorto a ser perseverantes. La oración os lleva a enamoraros cada vez más de las cosas del Cielo y todo lo que antes estaba en vuestro primer lugar, hoy, a través de la oración, estáis recibiendo la gracia de ser liberados.
Y vosotros que veis este mundo enfermo y estáis viviendo tanto dolor, que os angustia y no os da la fuerza para levantaros, os digo a vosotros, este es el momento de fortaleceros de la gracia que debe actuar en vosotros, para que el enemigo no os desaliente en la oración.
Todos aquellos de vosotros, hijitos míos, que están perdidos y se sienten como cañas rotas por el viento, a causa de todo lo que os rodea, sin darse cuenta de que una sola es la Palabra, una sola es la Verdad, por eso os invito, Hijitos míos, manténganse firmes en las promesas que mi hijo Jesús les hizo: «Voy a preparar un lugar para cada uno de ustedes».
Hoy, como entonces, os sentís abandonados como se sentían los apóstoles bajo la cruz, pero yo, como Madre, os miro a cada uno de vosotros y os digo: valor, valor, valentía porque no estáis solos, Él os ha dado a cada uno de vosotros todo su amor, porque es Padre y Misericordia y cada uno que recurre a Él, Él lo curará de todas sus heridas.
Hijitos míos, no saben lo importante que es el don de Su Cuerpo, dado para cada uno de ustedes. Por eso os digo, recurrid a él y dejad a él todas vuestras angustias, porque allí está la Fuente.
Hijitos míos, todos los que buscan a mi hijo a través de tantos signos, pero Él está allí, Vivo y Verdadero, que os espera como un mendigo, para ofreceros y daros toda Su misericordia.
Pidan ayuda a sus ángeles de la guarda y oren más para que puedan guiarlos en sus dificultades.
Oro sobre cada uno de ustedes para infundir el Espíritu Santo y les doy las gracias, hijitos míos, que están respondiendo a Su llamado.
Oren, oren, oren, oren por la Iglesia y por mis hijos pastores.
Los bendigo a todos.
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